BLOG SOBRE FOTOGRAFÍA DE MIKEL BILBAO GOROSTIAGA

"Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje."
Henry Cartier-Bresson

domingo, 2 de septiembre de 2012

TOCANDO EL VACÍO

Este verano hemos tenido la ocasión de visitar Dubai. Nos había picado la curiosidad y decidimos echarle un vistazo a este destino tan diferente a casi todo. Así que en nuestro viaje hacia tierras asiáticas hicimos un alto en los Emiratos Árabes para ver de cerca este paraíso artificial de cemento y cristal. Y de paso sacarle partido a su innegable fotogenia.





 La ciudad es asombrosa.  Se extiende de norte a sur a lo largo de la costa oriental del Golfo Pérsico en una sucesión kilométrica de rascacielos que forman una selva vertical donde gobierna el cemento y te deslumbran los brillos metálicos y el cristal de los gigantescos edificios. Este reino vertical es atravesado por la Sheikh Zayed Road, una autovía que recorre la costa de los Emiratos desde Dubai hasta Abu Dhabi y que en ocasiones tiene hasta 12 carriles.



 Aquí todo es excesivo. El edificio más grande, el hotel más lujoso, la fuente más alta,..... Uno tiene la sensación de estar metido en un sueño, a medio camino entre la fantasía de Matrix y la Gotham del hombre murciélago. Y a pesar del exceso, uno tiene también una sensación de vacío. Las calles están a menudo desiertas y durante el día es dificil ver peatones. Los coches circulan, el metro vuela, los ascensores se elevan. Las máquinas parecen ser las dueñas del lugar, mientras los humanos de a pie pasan a un discretísimo segundo plano. Al menos en la zona nueva de negocios y turismo, al sur del Dubai Creek y del Bur Dubai, las zonas más antiguas de la ciudad.  Es cierto que durante Julio o Agosto la temperatura puede sobrepasar a mediodía los 45 grados centígrados. Y llegar en pleno ramadán, donde la vida despierta con la caida del sol tampoco ayuda a que las calles estén llenas de gente.






 Para el fotógrafo, retratar la ciudad es un auténtico reto. Buscar composiciones atractivas o elementos que rompan con la monotonía de las lineas verticales, encontrar puntos elevados desde donde abarcar el bosque de rascacielo, luchar cargado con una mochila contra el intenso calor y las distancias enormes, fueron las constantes que acompañaron nuestra estancia (alquilar un vehículo es una buena idea si se quiere recorrer una ciudad tan grande).









Desde la terraza del Burj Khlifa, el edificio más grande del mundo, o del hotel Marriott en la zona de La Marina, la sensación de vacío adquiere otra dimensión. Aquí el enjambre de coches que atraviesan la autopista se parecen a una hilera de hormigas y los bloques de cemento y cristal compiten en presencia con el océano y el desierto, que rodean la ciudad hasta el horizonte.



De todas formas la breve etapa de un par de días que tuvimos para recorrer la ciudad no fue suficiente para descubrir los secretos que esconde un lugar como este. Esperamos poder volver, con más tiempo (y menos calor) para completar nuestra visión de esta parte del mundo.





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