BLOG SOBRE FOTOGRAFÍA DE MIKEL BILBAO GOROSTIAGA

"Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje."
Henry Cartier-Bresson

lunes, 29 de octubre de 2012

CALLEJEANDO BANGKOK

Si echamos nuestra mirada hacia el sudeste asiático y nos planteamos realizar un viaje hacia alguno de los países que forma la anteriormente llamada Indochina es facil que antes o después terminemos recalando en Bangkok.
La capital tailandesa es un centro neurálgico por el que pasan la mayoría de las rutas que descubren esta región de Asia. Pero es también mucho más que un lugar donde hacer una escala de camino a otro destino.
Es un destino en si misma, un lugar al que dedicar al menos 3 ó 4 días y que nos recompensará la visita con su mezcla de modernidad y viejas costumbres, con su abierto contraste entre el caos de su agitado tráfico y la cálida y envolvente calma de algunos de sus viejos templos y palacios.





 
Para descubrir esta montaña rusa de sensaciones es necesario echarse la mochila al hombro y patearse la ciudad. Escudriñar los estrechos callejones de Chinatown o ascender los empinados escalones del templo de Wat Arun. Tomar una cerveza al atardecer en la espectacular terraza del sky-bar en la planta 63 de la State Tower o navegar a bordo de la locura que acompaña a los nerviosos botes del Chao Prayha Express, por cierto uno de los mejores transportes públicos para desplazarse por los barrios y distritos cercanos al río del mismo nombre.








He visitado la ciudad tres veces en los últimos siete años. Repetir destino es una experiencia arriesgada porque a veces el tiempo y las sombras de los mercados hacen que los destinos turísticos dejen de tener el encanto y el atractivo que la ilumina en nuestros recuerdos de anteriores visitas. No ha sido el caso de Bangkok. La ciudad se ha comportado como esos viejos amigos a los que hace tiempo que no vemos, pero que unos minutos después del nuevo encuentro sabemos que todo continua igual de bien.





 
 Este pasado verano fue nuestro último encuentro. Me llenó de gozo recorrer algunos de sus barrios, visitar de nuevo viejos templos y ver morir el día desde las orillas del Chao Prayha. Rastrear la ciudad en compañía de mi cámara y con un angular con la vana intención de atrapar en cada imagen toda la vitalidad que rezuman sus calles, todo el misterio del millón de miradas que abarrotan cada una de sus esquinas.









No hay comentarios: